26-LA
MAPANA LEVANTO SU CABEZA MAS ALTA QUE ELOMBRE
Cuando el negro y la india se estaban
bañando en la playita de la quebrada vieron una mapaná que bajaba nadando hacia
ellos.
La india salió corriendo, entre gritos de miedo, buscando un palo largo y fuerte con que matarla sin excesivo riesgo. El hombre en cambio buscó su machete que había abandonado con la paruma en la orilla, y se fue hacia la serpiente. El animal parecía que iba a pasar de largo sin hacerles caso, pero desde la orilla el hombre comenzó a tirarla piedras, pedazos de palos secos, hasta conseguir enfurecerla y que se fijara en él. Aún vaciló el animal al sentir bajo él el piso móvil de la arena, pero el hombre, lanzándola tierra con los pies, no la permitió ignorarlo; totalmente encolerizada la mapaná comenzó a mugir, levantó su cabeza más alta que la del hombre, y le miró fijamente con un balanceo amenazador; el hombre ya había logrado lo que quería, y se acercó un poco más, levantando el machete sobre su cabeza; la india lo vio así cuando volvía con el palo y le gritó que se alejara, que la mapaná lo iba a matar, pero él estaba tan concentrado en su juego mortal, que ni siquiera la oyó; el zambo y los ancianos indios iban siguiéndola, y vieron sorprendidos el final de la pelea: la serpiente pareció rehuir la lucha, giró hacia un lado, y luego bruscamente, como un rayo, se lanzó hacia el hombre en un movimiento sorpresivo, tan rápido que la india no tuvo tan siquiera tiempo de gritar. Era el momento que Elombre estaba esperando, y pareció quedarse inmóvil, pero el machete bajo tan rápido que los ojos no llegaron a verlo, y solo se dieron cuenta de lo que había pasado cuando vieron el cuerpo de la serpiente moviéndose convulsivamente y la roja huella que iba dejando al desangrarse, primero en el pecho del hombre, contra el que se había estrellado al final de su acometida, y luego en la arena; el hombre seguía inmóvil, como cuando la mapaná lo atacara, y la india, después del susto y el peligro pasado, bajó corriendo a abrazarlo; como en cada cacería el pene se le había puesto erecto, y la india acarició y besó con risa el enorme miembro viril.
La india salió corriendo, entre gritos de miedo, buscando un palo largo y fuerte con que matarla sin excesivo riesgo. El hombre en cambio buscó su machete que había abandonado con la paruma en la orilla, y se fue hacia la serpiente. El animal parecía que iba a pasar de largo sin hacerles caso, pero desde la orilla el hombre comenzó a tirarla piedras, pedazos de palos secos, hasta conseguir enfurecerla y que se fijara en él. Aún vaciló el animal al sentir bajo él el piso móvil de la arena, pero el hombre, lanzándola tierra con los pies, no la permitió ignorarlo; totalmente encolerizada la mapaná comenzó a mugir, levantó su cabeza más alta que la del hombre, y le miró fijamente con un balanceo amenazador; el hombre ya había logrado lo que quería, y se acercó un poco más, levantando el machete sobre su cabeza; la india lo vio así cuando volvía con el palo y le gritó que se alejara, que la mapaná lo iba a matar, pero él estaba tan concentrado en su juego mortal, que ni siquiera la oyó; el zambo y los ancianos indios iban siguiéndola, y vieron sorprendidos el final de la pelea: la serpiente pareció rehuir la lucha, giró hacia un lado, y luego bruscamente, como un rayo, se lanzó hacia el hombre en un movimiento sorpresivo, tan rápido que la india no tuvo tan siquiera tiempo de gritar. Era el momento que Elombre estaba esperando, y pareció quedarse inmóvil, pero el machete bajo tan rápido que los ojos no llegaron a verlo, y solo se dieron cuenta de lo que había pasado cuando vieron el cuerpo de la serpiente moviéndose convulsivamente y la roja huella que iba dejando al desangrarse, primero en el pecho del hombre, contra el que se había estrellado al final de su acometida, y luego en la arena; el hombre seguía inmóvil, como cuando la mapaná lo atacara, y la india, después del susto y el peligro pasado, bajó corriendo a abrazarlo; como en cada cacería el pene se le había puesto erecto, y la india acarició y besó con risa el enorme miembro viril.
- Elombre bruto: si la culebra pica,
se hincha, se pone más grande aún, Elombre no va a poder caminar.
La india está arrodillada para
besarlo mejor, y el hombre la acaricia la cabeza, feliz de sentirse deseado
bajo el sol.
- Serpiente no pica Elombre; Elombre
mata serpiente, Elombre mata cerdo, Elombre mata tatauro, nada mata a Elombre.
Los ancianos se retiran para no
presenciar una escena para ellos vergonzosa, pero el niño acude corriendo a
sumarse al juego de los padres. Terminaron en el agua, donde los padres hacían
un amor ingrávido con el niño entre ellos.
No comments:
Post a Comment